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Ingredientes tradicionales para preparar el atole de sapo: masa de maíz, canela, panela y jícaras, sobre una mesa rústica en Oaxaca. Esta bebida forma parte de las 87 recetas documentadas en el libro Bebidas de Oaxaca

Atole de sapo en Jamiltepec y Juquila

¿Qué es el atole de sapo y por qué se llama así?

En Santiago Jamiltepec, un pueblo de la región Costa de Oaxaca, se prepara el atole de sapo. A pesar de su nombre, no lleva ningún animal en su elaboración. Es un atole hecho a base de masa de maíz, panela y canela.

En Santa Catarina Juquila, este mismo atole se conoce simplemente como atole de masa. Tiene un sabor suave, dulce y espeso. En ambas comunidades, la bebida ha tenido usos distintos, pero siempre ligados al cuidado y la celebración.

¿Quién lo prepara y cómo se transmitió la receta?

“Aprendí de mi abuela porque ella lo preparaba hace unos 15 años”, me cuenta Myriam Bautista Canseco, originaria de Santa Catarina Juquila. “Allá en Juquila lo usaban para después de amamantar a los bebés. En vez de fórmula, les daban atole de masa. Y aquí en Jamiltepec lo utilizaban para fiestas”.

¿Cómo se elabora el atole de sapo?

Myriam desgrana el maíz y pone los granos a hervir con un poco de cal, como si fuera nixtamal. “Se lava, y una vez lavado se manda al molino, y es ya la masa así como para hacer tortillas”, me explica.

Luego, en una olla de barro con un poco de agua, agrega panela y canela. Pone la olla sobre el fogón y espera a que hierva. En otro recipiente, disuelve la masa en agua usando las manos, y cuela la mezcla con una tela para eliminar cualquier grumo.

Después, ese líquido se incorpora poco a poco a la olla con la infusión de panela y canela.

Uno de los pasos clave es no dejar de mover el atole. Myriam lo bate constantemente porque, como ella dice, “los atoles se pegan si los dejas sin batir”.

¿En qué momentos se consume esta bebida?

En Santa Catarina Juquila se usaba sobre todo para alimentar a los niños pequeños, porque se consideraba más nutritivo que la fórmula o cualquier otro alimento. Con el tiempo, esta costumbre ha disminuido, y ahora son principalmente las personas mayores quienes lo siguen preparando.

En Santiago Jamiltepec, el atole de sapo todavía se ofrece en rosarios o fiestas patronales, aunque cada vez menos personas lo elaboran.

Es una bebida sencilla, pero profunda. Llena de memoria y cuidado, hecha con maíz, fuego y manos que no olvidan.

Al igual que el atole de sapo, muchas bebidas tradicionales en Oaxaca reflejan el conocimiento de quienes cuidan la memoria a través de sus manos. Si te interesa conocer más, te invito a leer también sobre el tepache de frutas de Ciénega de Zimatlán o el licor de tejocote en Cuicatlán, dos recetas que, como esta, se transmiten en familia y se preparan con ingredientes locales y procesos artesanales.

Puedes conocer las 87 bebidas tradicionales que documenté en el libro Bebidas de Oaxaca, disponible en versión impresa o digital en:
👉 www.bebidasdeoaxaca.com


Gracias por leer,

Por un México que consuma más bebidas tradicionales que refrescos.

Shava Cueva
Fotógrafo y autor de Bebidas de Oaxaca

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1 comentario

Hola!!! Soy descendiente de oaxaqueños, ahora radico en el estado de México y la enseñanza de mis abuelas es valiosísima, agradezco infinitamente este tipo de publicaciones, que muestran con gran orgullo parte de la gastronomía oaxaqueña, somos pocos los que aún preservamos y elaboramos este tipo de alimentos. Enhorabuena con este proyecto 😉🫶🏻

Elizabeth López

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